lunes, 27 de septiembre de 2010

Fin de jornada.

La somnolencia se desata desde mis parpados
Y la cafeína pistonea desde mis venas rapadas
Calladas desde los bloques de mi cuerpo
En esta tarde noche que me devora la impaciencia
Y busco en mis bolsillos el soma de aguantar
Algo en que fumar los pensamientos
O inspirar aire nuevo de revuelo
Me quiero ir en cada pájaro del ocaso
Pero ni por si a caso remonto el vuelo
Ni los aleteos, y al ateo
Agnóstico gracias a dios
En estos días en que se es inclemente
En que el tiempo no se detiene
Que casi ni respira
Y la taquicardia lo pone malgenio
Son días en que la brisa no entra en el salón
Ni roza cada rincón de la boca seca
El café vuelve desde mi lengua sin humectar
Simplemente para aguantar
Los papeles son intangibles ni elegibles
Singulares a mi animo semi consiente
Semi demente, ocasionalmente elocuente
Tan solo me callo con mi lengua afilada
Ocasionada a la obsesionada jornada
Dorada de sol, que no enamora
Si no crea en la demora
Que casi es hora, y no perdona
El tiempo que falta, que resalta
Su ausencia, y que ya desmorona
Mi paciencia, cansada y desapasionada
Siete minutos que debieron ser horas
Y la tinta se escabulle olvidada
De poesía, y eras doradas
Solo queda el fin de la jornada.

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